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Tato

Si es cuestión de poner pegas, no se salva ni el Tato.

Ni nosotros mismos, muchas veces, nos aguantamos, ¿qué sentido tiene ser exigente con las perfecciones de los demás?

Cierto es que los años nos van arrimando a personas con las que tenemos más afinidades, tanto como que con ese paso del tiempo son más y más los que se meten en sus cuevas, refugio de sus soledades.

La vida apalea y no todos están dispuestos a librar batallas que consideran innecesarias, así que van renunciando a todo lo que no sea vivir en su agujero, en muchas ocasiones tras convertir en apestados a todos aquellos que alguna vez, aunque sea en su percepción tremenda de las cosas, les fallaron.

No hay nadie cercano, nadie, que no me haya fallado una, dos y tres veces. No soy partidario de poner cruces, porque pocas cosas son tan graves, porque yo soy el primero que en multitud de ocasiones no estuve a la altura.

Porque sé distinguir el error del desprecio.

Soy un fiel defensor del perdón de despistes, malas caras y gruñidos varios de la gente que me importa.

Yo les digo 'esto no me gusta de ti'.

Porque los quiero.

...

(Pintura de Walid Ebei)

Un recopilatorio en papel de mis relatos puedes encontrarlo aquí:


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